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Entrevista a Mercedes Obregón, Directora del Ippliap
Oficina de Comunicación
Miércoles 26 de junio de 2013
0:00h

Por José Luis Isoard y Héctor Eduardo Chávez

Con motivo del 9° Seminario Taller Señalees, realizado del 3 al 7 de junio de 2013 en el ITAM, se entrevistó a Mercedes Obregón, directora del Instituto Pedagógico para Problemas del Lenguaje, I.A.P. (IPPLIAP).

José Luis Isoard: Por favor comparta con nosotros un panorama general de la situación de los niños sordos en México.

Mercedes Obregón: “El tratamiento de niños sordos ha tenido una evolución importante, ya que aún en México se concibe al sordo como un ser discapacitado…como alguien que se tiene que integrar a la sociedad de los oyentes hablando como oyente, lo que resulta muy difícil.

Durante un principio, el Instituto se creó con un enfoque oralista, es decir, con un enfoque de rehabilitación donde se proporcionen terapias de lenguaje y apoyo para que el niño hiciera uso de sus auxiliares auditivos. Sin embargo, conocimos la universidad para sordos en Estados Unidos y entramos en un conflicto, pues ¿dónde estaban nuestros sordos? El modelo americano miraba a la sordera desde un ángulo completamente diferente; para ellos, el niño sordo no era un discapacitado, sino que tenía una necesidad lingüística diferente. Es decir, tiene la capacidad de acceder a un lenguaje visual, lo cual resultó un shock para nosotros.

De este evento fue que decidimos ver donde estaban los adultos y jóvenes que habían pasado por el Ippliap para conocer los resultados. Invitamos a muchísimos ex alumnos y ellos trajeron a otros amigos que estaban entre los 18 y 30 años que también habían estado en un esquema oralista, en terapias de lenguaje. Todos habían aprendido lengua de señales. Asimismo, eran jóvenes y adultos de los cuales sólo uno había terminado la Preparatoria y alrededor de un 40% no tenía la Primaria terminada.

En la encuesta también encontramos sus amistades y sus parejas también eran sordas. De esto fue que nos dimos cuenta que los queríamos integrar a fuerzas a la sociedad, queríamos que a fuerzas hablaran, les habíamos negado el acceso a la lengua de señas y a pesar de ello se comunicaban a través de señas. En conclusión, nosotros queríamos oralizarlos. Sin embargo, los resultados demostraron que la mayoría no estaba bien oralizada a pesar de las terapias. Así que pedimos al patronato permiso para intentar otra cosa, abrimos un grupo con cuatro alumnos sordos y empezamos a aprender señas.

No sabíamos de este modelo educativo, sin embargo, empezamos a formarnos y empezamos a hacer un programa para sordos del cual ya contamos con 120 niños. Conforme fuimos entendiendo, aprendiendo y ganando experiencia, dijimos ¿cómo le vamos a hacer?, ¿quiénes se van a beneficiar?, ¿cómo hacer espacio para más? Buscábamos generar un gran impacto.

En EE. UU. la comunidad sorda se hizo muy fuerte debido a dos razones: la primera, por el esquema de escuelas residenciales para sordos, es decir, los sordos estudian y viven ahí, son más que escuelas, son internados. La segunda, se remonta a la segunda guerra mundial donde los jóvenes sordos no eran enviados a la guerra pero sí a las fábricas. Su fuerza les permitió defender su propia lengua y cultura. En EE. UU. hay escuelas residenciales para sordos que tienen hasta 100 años. Sin embargo, aún siguen luchando por la inclusión en la sociedad. Actualmente, muchos sordos cuentan con la opción de ir a la residencia o permanecer en casa.

Con base en esto decidimos a lo largo de 9 años un proyecto para impactar en más niños. Acercándonos a los maestros y al sistema educativo, que es lo que estamos haciendo en el seminario. La SEP desde hace ya tiempo abandonó el programa de escuelas para sordos y los movió a centros de atención múltiple donde también hay niños con autismo, ceguera… hicieron una “mezcolanza”; esto hace que los niños sordos crezcan como discapacitados intelectuales, a la par que comienza un movimiento muy fuerte para integrarlos a la escuela regular.

La política pública está fatal en ese sentido y la forma que encontramos para presionar hacia el cambio fue a través de la transformación de los maestros. Hagamos capacitación para maestros para que esto repercuta en sus alumnos, así iniciamos este seminario con el objetivo de detener el deterioro emocional del que padece un niño sordo cuando se siente aislado y limitado. Para ello buscamos favorecer el pensamiento y la reflexión sin lenguaje.

Los seminarios que realiza Ippliap son anuales y los hacemos desde hace 9 años que Javier Beristain nos abrió las puertas. Quienes imparten los talleres son especialistas de otros países, para nutrir el seminario de experiencias en todo el mundo. Asimismo, vienen maestros de todos los estados de la República”.

Héctor Eduardo Chávez: ¿Qué ha cambiado desde hace 9 años?

Mercedes Obregón: “Otra cosa que hemos tratado es presionar a través de los maestros que cuestionen la política educativa de la SEP; ya logramos que la SEP publique un libro de orientaciones donde se hable de este modelo para agrupar a los niños sordos. También han cambiado nuestras referencias con las escuelas en EE. UU., es decir, comenzamos a invitar especialistas del cono sur donde sus realidades son más parecidas a las nuestras. Ya que en EE. UU. hay recursos y la lengua de señas es aceptada pero nosotros no compartimos esa situación.

Hay tres cosas en concreto que han cambiado a lo largo de 9 años: la primera, que hemos diversificado las experiencias, no son sólo americanas; la segunda es que los maestros han asimilado el lenguaje de señas, y que han realizado los maestros que asisten al seminario en sus comunidades”.

Héctor Eduardo Chávez: ¿Cuántos sordos hay en México?

Mercedes Obregón: “Es muy incierto el número; por un lado, se han manejado cifras de 2 millones de sordos que incluyen a los adultos mayores que pierden la audición. Pero la SEP cuenta a 14 000 niños que asisten a escuelas y que son sordos”.

Jose Luis Isoard: ¿Cómo llegan los niños al Ippliap?

Mercedes Obregón: “Pensábamos en hacer un video con testimonios de padres de niños sordos para que los niños lograran llegar al Ippliap y no lo hicieran tan grandes. Sin embargo, y después de la publicidad a través de posters, la captación más efectiva de niños es a través de recomendación, de terapeutas, maestras, madres y padres de familia”.

Para conocer más acerca del Ippliap, visiten: http://ippliap.edu.mx/