Por Karla Yee Amézaga
Licenciado en Filología Catalana, se doctoró en Enseñanza de Lenguas y Literatura en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad de Barcelona. Ha ejercido la enseñanza en varios centros y ha sido profesor de Lengua Catalana en la Escuela de Formación de Profesorado de EGB en la Universidad de Barcelona, y desde 1993, profesor de Análisis del Discurso en Lengua Catalana de la Universidad Pompeu Fabra.
Es autor de libros y ensayos sobre comunicación escrita y didáctica de la lengua.
Karla Yee: ¿Por qué decidió estudiar Filología?
Daniel Cassany: “La verdad es que yo quería ser novelista, quería escribir novelas y me pareció que estudiando filología podría conseguirlo, luego descubrí que sólo me enseñaron a leer y a conocer la historia de la literatura, que no me sirvió mucho para eso, pero en general a mi me gustaban las letras y filología es estudiar letras.”
K.Y.: ¿Cómo ha sido la evolución del lenguaje a lo largo del tiempo?
D.C.: “El lenguaje es el resultado de la comunicación humana, o sea, cuando se comunican dos personas crean palabras nuevas si hay mucha comunicación, y esa palabra muchas veces pasa a formar parte del lenguaje. Por ejemplo, una palabra que se ha creado recientemente en España es la palabra “mileurista” que habla de las personas que tienen un trabajo muy limitado que sólo les genera un salario de mil euros. Esta es una palabra que evidentemente no existía antes del euro y es una palabra que creó una chica que escribió una carta al país y que tuvo mucho éxito porque muchas personas pensaron que efectivamente era un concepto interesante que podía ser útil para expresarse.
Entonces el lenguaje va cambiando constantemente, es como un organismo vivo que se va adaptando a las necesidades de las características de la vida, entonces algunos de los cambios que ha ido sufriendo el lenguaje están relacionados con los contactos que ha tenido la comunidad hispana con otras comunidades que hablan otros lenguajes, con la irrupción, por ejemplo, de cosas que antes no existían. Por ejemplo, de golpe comenzamos a comer kiwis, empezamos a comer una fruta que venía de Nueva Zelanda que nunca antes habíamos visto y entonces pues el lenguaje español incluyó esta palabra.
Ahora encontramos muchas palabras científicas, muchas palabras tecnológicas nuevas que se van integrando al lenguaje. También se vuelve el lenguaje supuestamente más democrático, por ejemplo, antes en el español de España se utilizaba mucho el “usted” y en cambio ahora prácticamente ya muchos jóvenes solo tratan de “tú” a todo el mundo, y estas son pequeñas evoluciones que se dice responden más a una filosofía de entender a la ciudadanía de igual a igual, sin distancias sociales marcadas por el dinero o por la economía o por otras cuestiones.”
K.Y.: ¿Cómo han afectado las nuevas tecnologías a esta evolución del lenguaje?
D.C.: “En una manera muy intensa y podemos verlo de distintas formas, por ejemplo, en los chats, en los mensajes de texto por teléfono, programas como WhatsApp son los que utilizan los jóvenes hoy para comunicarse. Hacemos una cosa que hasta ahora no había existido; es una situación de comunicación casi espontánea, casi interactiva, escrita, no hablada, entonces claro leemos y escribimos de una manera incorrecta muchas veces, de una manera espontánea jugando con los símbolos matemáticos, con las abreviaciones, eliminando las tildes, las vocales, las haches y lo hacemos para ganar tiempo siempre con la intención de que el otro nos entienda. Aceptamos que es posible escribir de esta otra manera, pero luego por ejemplo, observamos “tweets” a través de internet que es una red social generalizada dentro del mundo que se utiliza para otras finalidades donde puedes incorporar también vínculos fotos, vídeos, etc., donde por ejemplo está mal visto escribir con faltas de ortografía, no poner las tildes o no poner todas las vocales, de modo que las tecnologías provocan que la escritura se diversifique, que el lenguaje vaya adoptando registros y maneras particulares de utilizar el lenguaje.
No hay que estigmatizar o considerarlas negativas, está bien que cuando tienes que enviar un mensaje por WhatsApp no utilices las vocales y las tildes, no destruyes el idioma ni vas a tener problemas de aprendizaje en el futuro por esto, sencillamente es una comunicación informal que no tiene más trascendencia, en cambio cuando estas dando una conferencia o haciendo una exposición académica en el ITAM, entonces sí que obviamente tienes que utilizar el lenguaje especializado, adecuado, correcto que corresponde a esta situación. De modo que hoy con las tecnologías tenemos más registros, más maneras diferentes de utilizar el lenguaje, es más complejo tener habilidades comunicativas, es más diverso y muy probablemente no hay nadie que sepa hacerlo todo, sólo sabemos hacer las cosas que afectan en nuestra vida y muchas otras más desconocemos.”
K.Y.: ¿Cómo se podría orientar a los niños y jóvenes a que lean más?
D.C.: “Yo creo que hay que partir desde su vida, su entorno, sus intereses, necesidades, hobbies, pasiones, buscar formas escritas, textos escritos, novelas, pero también webs, blogs, elementos que estén relacionados con sus intereses y a partir de aquí mostrarles cómo pueden aprender y pueden divertirse y pueden desarrollarse en sus intereses utilizando artefactos escritos, utilizando textos, utilizando pantallas, carteles, Twitter, Facebook… Entonces a partir de aquí hay que ir extendiendo y desarrollando las formas de lectura y escritura e ir creando hábitos, por ejemplo, es importante fomentar la lectura de libros también, pero diversificar, no centrarse solo en el éxito de “Crepúsculo” por ejemplo, o “Lost” leyendo incluso productos escritos que puedan haber de esta serie sino que es importante que a partir de aquí nos podemos centrar, por ejemplo, en lo que sería la literatura fantástica para ir ampliando horizontes, es así como se va desarrollado el hábito lector.”
K.Y.: ¿Cuáles son los principales retos que deben enfrentar los estudiantes y profesores universitarios del mundo para el uso correcto del lenguaje escrito y oral?
D.C.: “Una idea importante que no hemos comentado todavía es la idea que en cada disciplina, en cada profesión, se utiliza el lenguaje de manera distinta. No es sólo que hay unos términos, una terminología particular de la economía, del derecho, de la ingeniería, de las matemáticas, es también que en cada disciplina se utilizan géneros o textos diversos. Las sentencias judiciales, las demandas, las leyes del mundo, del derecho, tienen pocas cosas en común con los informes económicos, los balances, las memorias de empresa, las auditorias que hay en el mundo de la economía o con, por ejemplo, los diagramas de flujo, las instrucciones que puede haber en el ámbito de la ingeniería, entre otras. Entonces ser un buen estudiante o un buen profesor de derecho o de economía o de ingeniería exige saber leer y escribir los tipos de texto propios de esta disciplina, y esto implica conocer los aspectos más formales de la ortografía, de la norma de la escritura, pero también las cuestiones más profundas de la organización de cada texto, del tipo de contenido que implica cada tipo de texto, las formas de cortesía, como citar por ejemplo las leyes, autores, como se muestra el acuerdo y el desacuerdo y todo eso es habilidad comunicativa, conocimientos comunicativos y práctica vinculada con el ejercicio de la profesión, entonces es un elemento muy importante que hay que incluir en la formación de profesionales de cada ámbito.”
K.Y.: ¿Qué futuro ve en el ITAM en cuanto a la escritura se refiere?
D.C.: ” El ITAM viene desarrollando desde los últimos años un gran despliegue, una gran tarea de formación de habilidades de redacción en el conjunto de todas las carreras de todos los grados, el ITAM muy positivo empezó con el desarrollo del Carle, con el desarrollo de tutorías entre iguales, con el despliegue de programas específicos de ayuda en este sentido y creo que el futuro es incrementar todavía más estas propuestas, diversificando los programas y creando materias especificas de escritura para cada uno de los grados más importantes que tiene, lo cual me parece muy importante y muy en la línea de lo que están haciendo las mejores universidades de Estados Unidos, de Europa y distintos lugares. De modo que yo creo que está siguiendo una línea muy adecuada que entiende que un profesional de la economía o del derecho o de la política no solo tiene que conocer su disciplina, sino que tiene que tener capacidades comunicativas para poder relacionarse con su comunidad y con el resto de ella por supuesto.”
K.Y.: Ante las nuevas tecnologías y la sobreproducción de información, ¿cuáles son los nuevos retos que enfrenta el lenguaje?
D.C.: “Uno de los temas candentes actualmente es la sobresaturación de información, la “infoxicación” o el hecho de que es imposible leer todo lo que se produce, incluso todo lo que se produce de tu disciplina, de tu interés, de tu propia comunidad, entonces estamos en un contexto de búsqueda de criterios de selección, de poder separar las perlas de la basura que encontramos en el internet y en muchos otros lugares, y eso exige lo que se suele denominar un lector o escritor crítico, lo que significa una persona que sabe distinguir la calidad, la información, que sabe distinguir el posicionamiento de la información, que se da cuenta que la persona que escribe esto tiene ésta idea, éstos intereses y eso determina el contenido del texto, pero también implica saber que cuando escribes en internet o en una revista o en una universidad, te van a leer unas personas que van a buscar algo en tu texto, tu escribes un contenido y lo haces con una forma adecuada a estos intereses para poder obtener lo que buscas, ésto es lectura y escritura crítica. Ésto es hoy mucho más importante que ayer porque vivimos en un mundo muy amplio, todos estamos conectados en la pantalla y a partir de aquí accedemos a los textos que proceden de todo el mundo, escritos en español o en inglés por personas que tiene culturas, razas, ideologías y puntos de vista completamente diferentes al nuestro, entonces aunque utilicen el inglés. Por ejemplo, si estamos leyendo un texto escrito por un autor japonés, una persona que vive en Japón, que toda su cultura, toda su experiencia procede de allá, tenemos que ser conscientes que las posibilidades que tenemos de entenderlo son mucho más pequeñas que las posibilidades de poder entender en profundidad un texto escrito por un mexicano con el que compartimos todo un conjunto de presupuestos culturales. Yo con un hispano que venga de España, que quizá no es la misma cultura, tiene muchas diferencias pero también tenemos muchas cosas en común.
La forma de leer hoy es muy distinta porque leemos muchas cosas muy alejadas de nosotros que probablemente podemos entender sólo en un porcentaje muy pequeño. No es trágico ni negativo, es muy positivo, es mucho mejor poder leer esto que no poder leer ni entender nada, pero estamos en un mundo en el que tenemos que empezar a darnos cuenta que lo que podemos entender es limitado forzosamente.”