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Interview with Tom Hewett
Oficina de Comunicación
August 28, 2013
5:00h

Por Karla Yee Amézaga

Profesor de Psicología y Ciencias de la Computación en la Universidad de Drexel, Filadelfia. Profesor e investigador visitante en diversas Universidades. Algunos de sus proyectos más recientes han implicado colaborar con equipos de investigadores para capacitar y facilitar la resolución de problemas matemáticos con dispositivos móviles.

Karla Yee: ¿Por qué escogió combinar una ciencia social como Psicología con la aparente inhumana computación?

Tom Hewett: “Bueno, eso tiene muchas respuestas. En Estados Unidos tenemos una tira cómica de Peanuts. Soy un gran fan de Charles M. Schulz y su trabajo; todavía recuerdo que un día estaba leyendo las caricaturas, el personaje Linus le decía a Charlie Brown que quería ser un psicólogo cuando creciera. Charlie le pregunta: “¿Entonces quieres ser psicólogo para ayudar a la gente?” A los que Linus le respondió: “No, sólo soy curioso.”

Y es por eso que las bases de la psicología fue curiosidad de la condición humana. Pero no estoy de acuerdo con el supuesto de la pregunta; yo no diría que la computadora es inhumana, más bien diría que las personas que trabajan con computadoras tienden a dejar de lado las preocupaciones por el ser humano.

Yo inicié en esto por accidente. Estaba trabajando en un proyecto con un colega, intentábamos diseñar un sistema de computación para ayudar a la gente. Y fue entonces que me di cuenta cómo muchos sistemas de computación, la tecnología en general, están diseñados por gente que tienen buenas intenciones e ideas, pero que al parecer no entienden que las personas son diferentes a la tecnología con la que trabajan.

Y tienes que trabajar con ambas: la tecnología y la persona. La tecnología y la persona tendrán ciertas limitaciones. Y todos los problemas asociados a eso me resultaron fascinantes. Fui a una universidad que me educó a pensar que la mayor aspiración para un psicólogo era hacer investigación. Después de 6 o 7 años me di cuenta que realmente no soy investigador: soy ingeniero. Hago lo que se podría llamar ingeniería cognitiva, que toma en cuenta cosas, como por ejemplo las limitaciones y fortalezas de la memoria, para diseñar algún tipo de tecnología.

Como ya dije, todas estas cosas me parecen fascinantes, lo que me lleva a pasar la mayoría de mi tiempo trabajando con gente experta. He pasado tiempo observando como trabajan bomberos, para  averiguar si un sistema que estaba siendo diseñado les ayudaría en su trabajo.

He tenido el privilegio de trabajar con gente expertos en sus áreas, y esto me ha llevado a tener un mejor entendimiento de todos los proyectos en los que he trabajado. Y esto es realmente una forma muy extensa de decir: Soy curioso.”

K.Y.: En su experiencia con desarrollo y evaluación de proyectos interactivos, ¿De qué forma influencian las necesidades del consumidor el desarrollo de nuevas tecnologías?

T.H.: “Es un efecto recíproco. A veces una nueva tecnología crea una necesidad que antes era inexistente. Un gran ejemplo es algo que leí en un artículo acerca de Steve Jobs: “Jobs sabía lo que quería antes que yo mismo lo supiera”. Lo que tenemos con varios productos de Apple es una nueva tecnología que está creando una necesidad. ¨Pero no sólo en el rango de la computación. Otro ejemplo son las notas adhesivas (“Post it”), es una invención que ilustra como cientos de miles de personas descubrieron que necesitaban de ellas cuando antes no sabían de que les hacía falta.

A veces una nueva tecnología crea una nueva necesidad, pero que no es realmente creada: ya existía pero no había manera de satisfacerla. Y es justo esa tecnología la que se vuelve un éxito. Si eres afortunado, o te encuentras en el momento y en el lugar adecuados, te puedes convertir en alguien rico y famoso, así como Steve Jobs y muchos otros. La cosa no es construir tecnología por crear algo nuevo. Lo necesario es crear algo útil. Aunque también hay casos donde de varias tecnologías que fueron creadas mucho antes de volverse populares y de que se descubriera su potencial, como las máquinas de fax o la televisión.”

K.Y.: ¿Cómo va a afectar la tecnología las relaciones personales y sociales en el futuro?

T.H.: “Esto ha sido tema de discusión desde hace varios años. Creo que la mayoría de las predicciones están basadas en una limitada percepción de la tecnología y la interacción social. En mi universidad se tenía el requerimiento de que todos los alumnos tuvieran acceso a una computadora personal. Algunos profesores estaban preocupados de que esto afectara las relaciones de los estudiantes, tenían miedo que nos convirtiéramos en los típicos geeks que se encierran con su computadora. Resultó que el hecho de que cada alumno tuviera una computadora tuvo un efecto positivo en las relaciones entre los alumnos; estaban interactuando más y se estaban conociendo mejor.

Pero hacia donde nos dirigimos parece que vamos a ver algunos efectos negativos. Hemos visto ya muchos casos en los que los celulares o los mensajes instantáneos han interrumpido las relaciones sociales. Creo que hay algunas tecnologías que están perjudicando las relaciones sociales, pero no es algo nuevo, ha estado sucediendo todo el tiempo y creo que va a continuar sucediendo, pero no creo que se llegue a una sociedad donde todos sólo interactúen con su realidad artificial.

La tecnología nos ha cambiado en varios aspectos y tendremos que lidiar con eso, de la misma forma que lo hemos hecho en el pasado. Pero hoy en día la gente no se preocupa de la privacidad cuando están usando sus celulares; hay un peligro inminente en que las personas no protegen su privacidad al nivel que deberían.”

K.Y.: ¿Cuál es la idea en el exterior acerca de los ingenieros mexicanos? ¿Qué consejo le daría a jóvenes que desean estudiar programas de ingeniería en México?

T.H.: “México tiene, como cualquier otro país, una colección de problemas de infraestructura: calles que necesitan ser repavimentadas, puentes que necesitan mantenimiento, acueductos que necesitan construirse de nuevo… Esto no va a suceder sin ingenieros. No hay mucha gente creando nuevas tecnologías en computación, pero la gente que he conocido aquí están haciendo muchas contribuciones a la inteligencia artificial, diseñando nuevos sistemas de computación en una variedad de formas.

Diría que si eres mexicano y estás considerando alguna ingeniería, la pregunta que deberías hacerte no es en qué país estudiar, si no en cuál institución, y si eso satisface la educación de calidad que necesitas para ser el mejor en tu profesión. La calidad depende de ti como individuo, si puedes ingresar a una escuela de excelencia, es algo excelente, pues obtienes mejor educación más rápido, pero esto no te asegura que serás exitoso.

Una cosa de los ingenieros civiles es que sus fracasos son de conocimiento público. En México se enfrentan al problema de los movimientos sísmicos. Los ingenieros que construyeron los edificios que se derrumbaron en el terremoto del 85 no conocían las fuerzas de los sismos. Esas cosas no eran entendidas pero, ¿quién resolverá esos problemas? ¿Quién va a construir los nuevos edificios y reparar los viejos? Lo harán los ingenieros.

Entonces, se resume a que es una pregunta de qué quieres hacer, y dónde lo vas a hacer.”