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Entrevista a Ryan Hreljac, el niño que dio de beber a medio millón de africanos
Oficina de Comunicación
May 5, 2013
5:00h

Por Karla Yee Amézaga

Ryan Hreljac nos contó en una inspiradora y motivadora charla, como parte de su visita organizada por AIESEC ITAM, sobre el proyecto que ha desarrollado desde niño. Cuando tenía seis años su maestra de primaria les contó a sus alumnos sobre las condiciones en las que vivían las personas en África; cuando les dijo que la mayor causa de muerte de los niños era falta de agua potable, Ryan quedó impactado y  desde entonces empezó a recaudar dinero para  comprar un pozo  de agua a través de una fundación. Su entusiasmo y dedicación hicieron posible la construcción del primer poso de agua en Angola. A los 10 años creó la fundación Ryan’s Well, a través de la  cual ya se han construido más de 400 posos de agua en más de 15 países y se han impulsado programas de educación para la salud.

Karla Yee: Mencionaste que para poder hacer un cambio positivo en el mundo se necesita encontrar  algo que nos apasione y luego dar el primer paso de acción. ¿Qué consejo le darías a los jóvenes estudiantes para identificar su pasión?

R.H.: “Mi consejo sería el siguiente: encontrar algo que realmente los motive, que realmente los haga sentir obligados a actuar, ser ingenuos, impulsivos, hacer hasta lo imposible para tratar de causar algo al respecto; aunque sea algo pequeño o algo que piensen que no tendrá mucha trascendencia al final, porque en el gran esquema de las cosas puede que sí cause impacto. Mi vida como voluntario comenzó con un gran proyecto escolar, así que no te puedo decir todo lo que puede pasar.”

K.Y.: ¿De qué manera te ha ayudado la educación universitaria a mejorar el desarrollo de tus proyectos?

R.H.: “Creo que la educación universitaria me ha ayudado a tener una perspectiva más académica. Es importante ser ingenuo, energético y apasionado ; pero también se necesita entender los hechos … Hay que comprender que existen cosas serias que tenemos que cambiar en el mundo. Creo que todo el conocimiento que he obtenido de la universidad me ha motivado a hacer más cosas.”

K.Y.: ¿ Alguna vez pensaste en darte por vencido? ¿ Cómo lidiaste con el fracaso y qué te inspiró a perseverar?

R.H.: “Supongo que a veces pensé en darme por vencido, pero siempre me recordaba a mi mismo que cada vez que tomaba diez pasos para llegar a la fuente de agua algún niño de mi edad tendría que caminar unos cinco mil pasos, ya que algunos niños no tenían el privilegio de ir a la escuela, ni de hacer cosas que todos los niños tienen el potencial de hacer. Cada vez que no cumplía con la meta de recaudación de fondos y las cosas estaban tomando más tiempo del que pensaba que tardarían, sólo era cuestión de recomponerme y hacer lo mejor que pudiera, y resultó que fue lo suficientemente bueno.”

K.Y.: ¿ Cómo ha cambiado tu visión del mundo desde 1999 cuando tu primera contribución se construyó en Uganda, al día de hoy?

R.H.: “Sigo tratando de ser tan ingenuo y tan idealista y tan apasionado como cuando era niño, pero es agradable ser más grande porque puedes darte cuenta de problemas como el del drenaje y te das cuenta de lo degradante que es que casi un billón de personas en el mundo siga sin tener agua potable, e incluso más no tengan acceso a medidas sanitarias adecuadas, todo esto es un grave problema. Pero también creo que es algo por lo que alguien lo suficientemente maduro tiene razón de rebelarse y éste es un reto que debemos aceptar.”

K.Y.: ¿Dónde termina el rol del estado y empieza el rol de la sociedad civil?

R.H.: “Creo que para mí ( esto podría sonar mal) no es importante. Voy a hacer todo lo que pueda para hacer esto; hemos sido capaces de hacer muy buen trabajo, sin embargo creo que la mayor parte del tiempo es  importante tener un balance. Obviamente es significativo tener grandes aspectos tanto en el estado como en la sociedad civil, pero en términos de sociedad civil creo que podemos tener un mayor impacto.”

K.Y.: ¿Tienes algún proyecto en mente para América Latina, en especial para México?

R.H.: “Hemos realizado algunos proyectos exitosos en Guatemala y Guyana, también hemos trabajado en algunos orfanatos de Haití.”

K.Y.: ¿Qué sigue en tu vida?

R.H.: “Primero que nada, tengo que graduarme de la universidad. Después, quién sabe, continuaré siendo voluntario y trataré de jugar un papel importante durante el tiempo que pueda; no lo sé, sólo queda esperar y ver qué pasa.”

K.Y.: Finalmente, por favor manda un mensaje a nuestra comunidad estudiantil.

R.H.: “Crean en sus sueños y en su poder de hacerlos realidad.”

Para conocer la historia completa de Ryan, visita: http://www.ryanswell.ca/