En el siglo XXI, la competitividad de las empresas depende directamente de tres dimensiones: la ambiental, la social y la económica. Temas como el cambio climático, la crisis energética, la variabilidad del agua, el consumo y producción sustentable, los consumidores más conscientes e informados, las economías bajas en carbono, las demandas de género, la pobreza extrema, la ética empresarial, entre otros. Todos estos temas, son problemáticas que las empresas deben de considerar en su elaboración de estrategias de negocios para generar valor agregado y oportunidades de negocios.

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